esclavo de Sek

Tengo 19 años, me llamo Sek y soy el puto amo en Carabanchel.
Soy un ratero fuera de lo común y la gente me respeta,supongo, que porque me temen.No es vanidad, es la realidad.
Una tarde, en el parque de San Isidro vi a dos amigos míos, gitanos, el Johnnie y el Nito, jugando con un payo a las putadas.
Lo hacían de forma inocente, por ejemplo, el que perdía tenía que ir al chino, en calzoncillos y comprar una litrona. Les propuse entrar yo en el juego si las putadas aumentaban en intensidad y los tres aceptaron. Todo iba bien hasta que el payo me ganó una mano y me ridiculizó delante de mis amigos. Me hizo bajarme los pantalones, agacharme y me pateó el culo.Dos manos después, fui yo el que le gané y me tomé la revancha.
Le dije que se desnudara por completo y le saqué del parque por la salida que da a mi calle. Allí tenía aparcado mi buga. Él miraba de un lado a otro de la calle, preocupado por si le veía alguien. Llamé a mi hermano Oscar por el celular y me bajó una cadena de perro. Le puse al payo aquel collar y enganché la cadena al coche.
Además, le até las manos con un cordon de zapatillas. Johnnie, Nito y yo nos montamos en el coche y mi hermano se quedó fuera para grabar la escena con el celular.Arranqué el coche y despacio paseé al payo desnudo, encadenado a mi coche, a lo largo de toda la calle.Era ya medianoche y, al llegar a mi portal, estaban mis primos. Les espliqué que le había ganado a las putadas y se les ocurrió que le ordenara bailar para ellos. Comenzamos a dar palmas y a cantar y el payo inició una danza patética, obligado por las circunstancias y, supongo, que deseando acabar cuanto antes.
Entonces, para él, llego lo peor, lo inesperado. Le hice ver que Oscar había grabado todo en vídeo y que la putada incluía que lo iba a colgar en la red. El payo protestó, dijo que eso no lo
podís hacer, que lo verían sus amigos, su familia…desnudo, en la calle. Yo le ofrecí una salida, la única salida. ¿ Cuál ?, me preguntó. A partir de ahora harás todo lo que yo te diga, vendrás cada noche y nos obedecerás a mí y a mis colegas.Si no lo haces, le daré al botón de enviar y te harás «famoso».El payo dudaba y yo forcé aún más la situación. No te creas que te lo vamos a poner fácil. Tu ya no eras una persona, vas a ser mi mascota. Tu cuerpo nos pertenece y podemos hacerte lo que a mí me salga de la punta de la polla. Eres mi esclavo. Eso o subo a casa y le enseñamos al mundo tu culo.
El payo debió pensar que no sería para tanto y que,posiblemente, el juego duraría poco, porque tras unos instantes,aceptó: » Está bien, Sek, seré tu esclavo «.
Ahí comenzó una historia que ya va para dos años. Ahora atesoro más de una docena de vídeos suyos con lo que el dominio es total.
Cada noche, viene a mi barrio, aparca el coche en mi calle y se baja completamente desnudo, por orden mía.Camina hacia el parque de las palmeras y nos busca. Si no estamos vuelve a la calle y sube a mi keli.Los gitanos, mayoría donde vivo, saban que es mi esclavo y que va desnudo porque no le queda otra.Cuando pasa, le insultan, se mofan de él y escupen gargajos delante de sus pies descalzos para que los pise.Al principio, los intentó esquivar pero los chavales no querían que se les estropeara la diversión y le obligaban a volver sobre sus pasos pisando los gapos que notaba espesos y calientes.
El primer viernes que fue mi esclavo, no lo olvidará nunca.
Le llevamos a la pista polideportiva que hay enfrente de mi casa.
Mis colegas del barrio se reúnen allí para hacer el botellón

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