Indefensa

Luego de llegar del colegio y encontrandome sola en casa me puse a buscar en internet fotos de chicos en bolas, ya que esto me exita demasiado, al cabo de un buen rato con mis bragitas humedas y tocandome la rayita, me di cuenta que era espiada por mi padrastro

Hola, lo que voy a contar me sucedio hace ya unos años.

Resulta que por ser una niña traviesa me tope con una experiencia que me marco para siempre, luego de llegar del colegio y encontrandome sola en casa me puse a buscar en internet fotos de chicos en bolas, ya que esto me exita demasiado, al cabo de un buen rato con mis bragitas humedas y tocandome la rayita, me di cuenta que era espiada por mi padrastro que se encontraba de licencia por enfermedad.

Trate de simular que estaba estudiando pero ya era tarde, se acerco y amenanzandome con acusarme con mi madre me dijo que me dirigiera su cuarto porque teniamos que hablar, al entrar a su habitacion me pide que muy lentamente me quitara toda mi ropa y no hablara.

Por dentro pense en escaparme pero mis dieciseis años de inocente me hicieron pensar que seria peor si el le contara a mi madre lo que habia sucedido, comenzo dandome ordenes, primero me dijo que lentamente fuera quitandome la blusa y luego mi pollera para quedar solo en bombachita y corpiño.

Mi padrastro me observaba tirado en la cama y masajeandose la gran verga me pedia que fuera mas despacio y girara para poder apreciar mi cola redonda.

Luego me pidio que desabrochara mi corpiño, quedando comletamente desnuda el se puso de pie y acariciando todo el cuerpo empece a aflojarme y a sentir un escalofrios que hizo que un juguito corriera por mis piernas.

Me toco suavemente la conchita y bajo su boca para besarla creo que pasaron como quince minutos hasta que me tumbo en la cama y separandome las piernar me penetro de una manera que hoy todavia lo pienso me mojo toda.

El miembro era inmenso para mi coño apretadito, pero con cada empujon este cedia de una manera espectacular, ya estaba por acabar cuando saco su gran verga y apoyandola en mis pechos largo todo su leche sobre mi cara.

Nunca habia sentido el calor del jugo de un hombre y eso me revolvia de placer, no queria que ninguna gota se desperdiciara, acabamos y nos juramos que nunca lo contarias a nadie… hasta hoy.

Acerca del autor
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *