Merkel, Doris 40 años no son nada

Hola, soy Alex Merkel y les vengo a contar de mi vicio por las maduras… Doris es una amiga de la familia, me lleva 40 años de diferencia, no los aparenta, todos los días se hace mascarillas, se pinta el cabello de negro y algunas lineas rojas, bajita 1.60 de estatura, sus senos son medianos, rellenita y tiene un culo XXL eso ponía la marquilla de su ropa interior las veces que de fisgón me había metido a su habitación a revolver su ropa interior disimuladamente, muy recatada y señorial en su actitud como buena dama de clase alta, estirada y dominante como todas… Pero en la cama …en la cama era la mas sumisa perra y puta que se puedan imaginar, nunca me dijo que no a nada, insatisfecha por su marido 10 años mayor, llevaba sin sexo muchos años, pero deseándolo y masturbándose varias veces a la semana según supe después… Pero bueno, nuestra primera vez comenzó un poco extraña, tenia 15 años y estaba en ultimo año de colegio y solía escaparme para hacer el vago en las tardes y tomar una que otra cerveza, ese día tuvimos que aguardar a que dejara de llover en un bar donde de pronto se hizo una pelea, sin mas remedio salí corriendo para que no me golpearan entre la lluvia no podía llegar a casa pues se enfadarían por salirme del colegio… Así que sin mas remedio llegue a la casa de Doris, una casa bastante grande de 3 plantas, y 7 habitaciones para 2 personas ya mayores, «la casa del placer». Toqué el timbre varias veces hasta que salio Doris
Doris: pero mírate, pasa rápido no te mojes
Yo: Gracias doña Doris
Ya dentro de la casa, Doris me facilito una toalla para secarme aunque con la ropa empapada daba igual, Doris me pregunta que hacia y tuve que mentir, para que no dijera nada a mis padres, pregunte por el señor José (su esposo) y me responde que estaba en otra ciudad trabajando y que no regresaría hasta el fin de semana.
Doris al verme con la ropa empapada me dirigió hasta si habitación y me dijo que tomara ropa de su esposo para cambiarme, mientras ella calentaba café. Me tenia mucha confianza, le había ayudado algunas veces durante las vacaciones así que no desconfiaba de mi… Vaya error cometió Doris, en fin, buscando la ropa de don José, me tope con el cajón de las bragas de Doris, vaya sorpresa, no eran de señora de 55. No, eran tanga, hilos, encajes, y cacheteros como de 20 añera. No lo había imaginado nunca, no había visto a Doris de esa manera hasta ese día, la imagen de Doris usando tanga e hilos en ese tremendo culo me la había puesto dura, (no tengo mucho para presumir 15 cm pero los se usar), me cambie rápidamente y baje a la cocina, al llegar no podía apartar la vista de su trasero, era enorme y entre la sudadera que llevaba puesta intentaba adivinar que clase de ropa interior traía puesta, tal vez fue la por ver el cajón de su ropa, o por que aun sentía el frío de la lluvia, o las cervezas que había bebido, quizá por la tener que correr hasta la casa, pero estaba listo para saltar sobre Doris y penetrarla contra la pared de la cocina, así, que me fui acercando decido a tomarla por la fuerza si era necesario, solo quería coger, coger ese enorme culo del que apenas me enteraba, cuando estuve cerca de rodearla con mis brazos Doris volteo con la taza de café caliente y me lo derramo encima por accidente.
Doris: perdona, perdona, perdona. Decía muy alterada, mientras agarraba un trapo para secarme el café de la camiseta.
La cocina estaba a oscuras, solo un poco de luz entraba por una ventana al otro lado de la habitación.
Yo: cómo te atreves a tirarme el café encima. Le dije mientras fruncí el ceño enfadado, y Doris me miraba asustaba y decía «Lo siento» en voz baja.
Yo: !pues lo vas a sentir mucho más!, dije mientras le tomaba con fuerza de un brazo, y le daba una nalgada en sus gigantescas nalgas, a lo que ella soltó un fuerte quejido y una mira de incredulidad, mientras yo volvía a nalgearla dejando mi mano en su culo buscando su ano con mis dedo por encima de la tela, Doris había empezado a mover el culo para que la siguiera masajeando, para mi sorpresa, no había opuesto resistencia, parecia saber que hiba a pasar, asi que decidi apretarla contra la pareded y decirle.
Yo: esto es un castigo putita, no tienes porque disfrutarlo. Mientras atinaba a poner mi verga en la raja de su culo, que aun meneaba.
Doris: ummm, papi, papi me va a castigar con esa cosota?? Papi, digame que si me va a castigar con esa cosota.
Habíamos pasado un minuto en esa posicion y ya sentía que me venia…quería partirle el culo ya, no queria nada mas, solo partirle el culo. Mi verga sobaba esas enormes nalgas, asi, que la solte del brazo, rapidamente la tome de la cintura, baje sus leggins hasta el piso, desabroche mi poantalon mientras ella se recostaba contra la pared de la cina levantando su tremendo culo blanco y se lo abria con una mano, dejandome ver su vagina bastante seca, ni ella ni yo habiamos lubricado bien, asi que cuando atine a penetrarla con todas mis fuerzas sentimos un dolor desgarrador, que despues de varias embestidas se fue convirtiendo en placer. Yo disfrutaba la escena un poco oscura por la falta de luz, pero aun asi se alcanzaba a distinguir su tremendo cuazo que al ser tan blanco brillaba con la poca luz de la habitacion, mientras sus carnes chocaban contra mi s piernas. Gritaba tanto pero estaba seguro que nadie nos escucharia debido a la fuerte lluvia, después de 3 minutos en la misma posición ambos habíamos aumentado el ritmo de las embestidas hasta el punto en que no aguantabamos mas y terminamos por corrernos ahí, en la mitad de la cocina, ella termino jadeando y cansada, mientras se subió de nuevo los leggins y las tangas rosas que llevaba, en silencio me vestía.
Doris: Creo que es hora de que te marches.
Me presto un paraguas, que mientras ella buscaba, me había pues nuevamente el uniforme, me entrego el paraguas y salí a la calle con rumbo hacia mi casa, no se aparto de la puerta hasta que me yo había girado en la esquina, antes de girar la había visto una vez mas.. Que había sido todo eso?, un rato de sexo o algo mas?…

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