MI AMIGA Y SU JARDINERO

El siguiente relato me lo narró en una oportunidad una amiga llamada Rosa. Para que tengan un conocimiento general de la situación, Rosa es una mujer de unos treinta años de edad, alta, de tez blanca, con unos grandes ojos negros, su cabello castaño claro, piernas largas y sus senos espontáneamente bellos, eso con lo que se refiere a su cuerpo. Con relación a su vida, se puede decir que Rosa estudió periodismo, pero nunca ejerció realmente, se casó con médico el cual se encuentra de moda en lo que se relaciona a cirugía plástica, pero siempre se encuentra ocupado por su profesión, de hecho Rosa solo tiene intimidad con él, una o dos veces al mes, esa es una de las posibles razones por la cual ella no ha tenido hijos en sus seis años de matrimonio.

Rosa ya se había acostumbrado al estilo de vida que le daba Frank. Y un buen día que la visitaba su cuñada Patricia, se encontraban en la piscina de su casona cuando Patricia le preguntó directamente sobre su vida sexual, al principio a Rosa le incomodó la pregunta, y Patricia se dio cuenta de ello, por lo que Patricia le hizo una confesión «Fíjate Rosa, como tu sabes mi esposo se encuentra de viaje casi la mayor parte del tiempo, y llegó el momento en que me cansé de atender a los hijos y de que Manuel no me atendiera a mí y hace tres meses mantengo una relación con el chofer de mi marido, un joven alto, moreno, extranjero por cierto». Al decir esto, Patricia se quitó la parte superior de su traje de baño y se acostó boca arriba, dejando sus grandes senos al aire, Rosa se quedó boquiabierta con la confesión que le había realizado Patricia, y solo comentó «Yo nunca he engañado a Frank» a lo que le respondió Patricia «Y de seguro él tampoco te ha engañado, con lo trabajador que es, me sorprende que viva contigo, no es por tí, sino por él, que es un ratón de biblioteca desde niño» al decir eso Patricia se terminó de quitar la parte inferior de su traje de baño, y Rosa se encontraba asombrada al ver a su cuñada completamente desnuda. Patricia levantó su rostro y vió la cara de asombro de Rosa, y le dijo «Hija que te pasa??? Cualquiera diría que has visto un muerto». Rosa le respondió «Es que nunca te habías quitado toda la ropa frente a mí y me da vergüenza». Patricia la interrumpió y le dijo «Ahhh! Es por eso, yo creía que era por otra cosa, así que tu a tu edad nunca habías visto a una mujer desnuda???» «No es eso» le respondió Rosa «Es que estamos al aire libre y alguien te puede ver» continuó diciéndole, a lo que Patricia riendo, le respondió «Lo que se van a comer los gusanos, que lo vean los humanos» al decir eso se levantó y se tiró a la alberca, invitando a Rosa para que se le uniera en el agua.

Rosa se levantó y se fué metiendo poco a poco usando la escalerilla, ya en el agua Patricia se le acercó por la espalda y sin que Rosa se diera cuenta a tiempo, la atacó subiéndosele en la espalda a Rosa como si ella fuera un caballo y Patricia su jinete, ante el asombro Rosa perdió el equilibrio y se hundió completamente en el agua… Patricia por su parte seguía pegada a la espalda de Rosa, en un momento Patricia la soltó y comenzó a reír, Rosa se incorporó algo molesta, pero riendo también, ya conocía a su cuñada desde hace varios años y no le extrañaba su comportamiento, cuando se dió cuenta Rosa que no tenía su biquini puesto ya que Patricia en el forcejeo se lo había quitado… Ahora una de las prendas flotaba al lado de ella y la otra la tenía Patricia entre sus manos, «Antes de que te enojes conmigo salgamos del agua que esta muy fría y no te preocupes que para que nos vean tendrían que trepar el muro y tiene tres metros de altura, y no hay edificios cercanos, así que deja la mojigatería y sal del agua» diciendo eso las dos hermosas mujeres salieron del agua. Patricia sin cuidado ninguno, mientras que Rosa lo hacía con sumo cuidado vigilando que nadie la fuera a ver, una vez en la silla Rosa se puso una toalla alrededor de su cuerpo, que a pesar de ella, le dejaba gran parte de sus muslos y senos al aire, mientras que Patricia se acostó nuevamente a tomar el sol tal como estaba. En eso Patricia le pidió a Rosa que por favor le echara el bloqueador solar, ya que no quería quemarse. Rosa tomó el aceite en sus manos y comenzó a echarle a Patricia por su espalda, poco a poco fue cubriendo la espalda de su cuñada y a solicitud de Patricia se lo fué regando por el resto de su cuerpo. Hasta ese momento Rosa se encontraba concentrada en su labor cuando al pasar sus manos por entre los muslos de Patricia esta se quejó de una manera particular y levantó sus caderas de forma tal que se le apreciaba en todo su esplendor el coño recién rasurado… Al ver esto Rosa se quedó como pasmada, Patricia se dió cuenta del impacto que había causado en su cuñada, por lo que decidió cambiar su táctica de ataque, así que se incorporó y se acerco a la nevera del bar que había en la piscina y sirvió dos tragos de vodka con jugo de naranja, con mucho hielo, se acercó a Rosa y le entregó uno mientras el otro ella se lo llevaba a su boca con detenimiento, de repente le dijo a Rosa «Acuéstate que ahora te toca a tí, que yo te eche el protector solar, sino te vas a poner roja como un camarón y te vas a acordar de mi madre cuando te arda la espalda» como Patricia fue tan directiva y tenia razón en cuanto a lo delicada que era su piel, Rosa se tendió boca abajo y Patricia le retiró parte de la toalla que le cubría, mientras tanto ya Rosa se había dado el primer trago y comenzaba el segundo, mientras tanto Patricia comenzó a echar el aceite por los hombros de Rosa, y paulatinamente fue bajando por su columna vertebral y sus costillas hasta llegar a las caderas de Rosa, a esa altura Rosa se puso algo tensa, cosa que notó de inmediato Patricia, por lo que suspendió el masaje de las caderas y nalgas y regresó a los hombros de Rosa, continuando con los brazos de ella. En eso Rosa le preguntó por el muchacho que le manejaba, que si su marido no sospechaba nada, que como hacía con sus hijos.

Patricia le dijo «Vamos por parte, primero el muchacho se llama Ricardo, segundo mi marido no sospecha porque él me dijo que era su ahijado, pero en realidad es su hijo, una cana al aire que soltó hace muchos años, en un país de Sudamérica antes de que nos casáramos, tercero los niños se encuentran de campamento de verano y no regresan hasta fin de mes, por lo demás, le doy el resto del día a la servidumbre una vez que han realizado su labor, y como Manuel se encuentra en Sudamérica por cuestiones de negocio, yo reparto el bacalao como se me antoja» a medida que Patricia le hablaba Rosa se fue entregando al masaje, se sentía algo adormecida, más relajada, momento que aprovechó Patricia para continuar con su plan, de nuevo volvió a colocar sus manos sobre las nalgas de Rosa y ahora se encontraban más relajadas, a medida que le hablaba le indicó que abriera un poco sus piernas para que fuera mas cómodo el echar el protector solar, a continuación comenzó a echar el aceite entre sus muslos y Rosa sintió como las manos de Patricia poco a poco se acercaban a su coño, pero luego se resbalaban por sus largas piernas hasta sus tobillos, esto sucedía una y otra vez, mientras tanto Rosa le pasó su vaso completamente vacío a Patricia y esta sin decir nada, se levantó y volvió a llenarlo con más vodka que jugo de naranja y menos hielo que antes, al regresar Patricia donde estaba Rosa esta se había dado la vuelta, ni siquiera se había preocupado por ponerse la toalla sobre sus senos, cosa que aprovecho Patricia para comenzar a masajearla a la altura del vientre, al tiempo que le decía a Rosa que tenia un cuerpo envidiable. Rosa continuó tomando y le comentó a su cuñada que estaba muy fuerte el trago, Patricia le indicó que el jugo se había terminado. A medida que Patricia continuaba echándole el aceite a Rosa, esta se sentía mas tranquila, hasta que llegó el momento en que Patricia volvió a pasar sus manos por entre los muslos de Rosa, y rozó con su palma el coño de Rosa a lo que la respuesta fué un dulce quejido de satisfacción , mensaje que Patricia tomó de inmediato como un sí. En eso sonó el teléfono que tenía Patricia en su bolso, dejó su labor para atender la llamada, la expresión de alegría al oír la voz de su interlocutor, fue tal que le dió un beso en la cara a Rosa, se levantó y al tiempo que hablaba se fué poniendo una pequeña bata que tenia en el bolso, ya en la entrada a la casa se despidió de su cuñada diciendo «El chofer de mi marido ya me esta esperando en la puerta de tu casa, luego te cuento» y sin decir más, se marchó casi desnuda.

Rosa por su parte había quedado muy excitada, y comenzó a masturbarse, pensó en acostarse con el joven que le conducía a su esposo, pero se acordó que era el compañero y amante del mayordomo, en el mayordomo ni pensarlo, era desde luego, igual que el chofer, y para colmo de males era el día libre de los dos y temprano salieron para la playa, ya regresarían al día siguiente. Mientras Rosa comenzaba a pasar sus dedos sobre su clítoris, sintió un ruido a sus espaldas, era el sonido del rastrillo contra la loza del patio. En eso ella volteó su cara a donde se originaba el ruido, y vió al jardinero José, que le daba la espalda a ella a unos pocos pasos, de inmediato Rosa tomó la pequeña toalla y como pudo se la puso alrededor de su exhuberante cuerpo, como ya les comenté apenas le tapaba los senos y le dejaba ver casi todos sus muslos y algo más.

Con el vaso de vodka Rosa se levantó de la silla playera donde se encontraba recostada, y dirigiéndose al jardinero le dijo, » Buenos días José que hace usted por aquí el día de hoy, yo pensaba que se encontraba libre» José se volteó rápidamente y posó sus ojos en la humanidad se Rosa, quedándose sorprendido al verla, «Señora Rosa disculpe, es que pensé que no había nadie en la casa y mañana voy de pesca y es posible que demore, así que decidí limpiar hoy el patio, eso sino le molesta a usted desde luego» a lo que Rosa le respondió que no. Entonces ella se dió la vuelta y regresó a la silla playera, ya estaba a punto de retirar la pequeña toalla que cubría su cuerpo cuando se acordó de José, y solo se quedó sentada pensando en como satisfacerse sexualmente y saboreando el vaso que tenía en su mano.

José era un hombre de esos que no es fácil determinar su edad, alto delgado, de cabello canoso, nariz aguileña, de piel oscura debido al mucho sol que ha recibido como jardinero, su rostro presenta innumerables arrugas, por lo que bien puede tener entre 40 y 60 años de edad, ya trabajaba el jardín y todos los terrenos de la mansión de Rosa para cuando ella y su esposo la compraron hace seis años, de hecho el vivía en una pequeña cabaña, al otro lado de los terrenos de la finca.

De repente Rosa se le quedó viendo a José por un largo rato y se imaginó como sería tener sexo con un anciano, mientras tanto José ya se encontraba agachado arreglando un rosal dándole la espalda a Rosa, cuando ella se le acercó lentamente, dejó el vaso sobre una mesa y se agachó frente a él de la misma manera en que se encontraba José. El viejo se quedó nuevamente sorprendido, ya que en la posición en que Rosa se puso, quedaba al descubierto todo el encanto que guardaba ella entre sus piernas. Rosa continuaba agachada como si nada, y él se encontraba extasiado ante el frondoso paisaje que se abrió ante sus ojos. Por su parte Rosa comenzó hablar sobres las flores «José algo en lo que me he puesto a pensar en varias oportunidades, es lo maravilloso de la polinización, eso de que un insecto o un pájaro polinice la flor me parece muy interesante, como quisiera ser la flor, para que un pájaro me ….» a lo que José le respondió de inmediato «Y yo quisiera ser el pájaro que la…..» y diciendo eso dejó sus herramientas en el suelo, colocó su mano derecha en la nuca de Rosa y lentamente, pero con fuerza la atrajo hacia su boca, hasta que los labios de él hicieron contacto con los de ella, por su parte Rosa se dejó llevar tranquilamente sin oponer la menor resistencia. Los dos se entrelazaron en un largo y candente beso, los brazos de Rosa rodearon el cuerpo de José, y él hizo lo mismo con ella. El candente beso los llevó a rodar por el suelo del jardín, la toalla de Rosa se desprendió de su cuerpo y quedó totalmente desnuda en los brazos de José.

Luego del caluroso beso, José se levantó llevando en sus brazos a Rosa hasta su cabaña, ahí continuaron besándose apasionadamente, Rosa ya no aguantaba más y llevó sus manos hasta las entre piernas de José, y con sorpresa encontró que el bulto era más voluminoso de lo que ella se imaginaba, y se encontraba tan rígido como un bate de acero. Ya Rosa no pudo aguantar más y comenzó a quitarle la ropa a José. Una vez que él quedo desnudo Rosa se abalanzó sobre José, y él la recibió con los brazos abiertos, se volvieron a entrelazar en otro beso, mientras tanto José llevó su mano al coño de Rosa y con suavidad al principio, lo fué sobando, realmente no hacía falta ya que se encontraba todo húmedo desde hacía bastante rato. Con un ligero movimiento de cadera José penetró a Rosa, en ese momento ella vió las estrellas de la felicidad, hacía tiempo que no tenía una verga como la de José dentro de su coño y comenzaron a moverse a un mismo compás, ya para ese momento Rosa había alcanzado uno de los orgasmos mas deliciosos de su vida, José por su parte sacó su potente verga y se pasó por detrás de Rosa, al principio ella protestó por haberle sacado la verga de él, de su coño, pero con la misma protesta que tuvo para sacarla la volvió a introducir en la vagina de Rosa, pero esta vez él se encontraba abrazándola por la espalda y con sus grandes dedos jugueteaba con los labios y el clítoris de Rosa, al tiempo que con la otra mano se daba gusto manoseando los senos de ella, Rosa volvió a experimentar otro orgasmo, su coño se encontraba todo húmedo, mas que húmedo, chorreaba de satisfacción, para esos momentos José estalló y todo el semen que brotaba de su pinga se desbordó dentro de Rosa, la cual al sentir esa oleada de calor que le brotaba de dentro de sus piernas volvió a disfrutar de un tercer orgasmo seguido, cosa que con Frank nunca había pasado ni en sueños. Al terminar los dos permanecieron acostados en la cama de José, hasta que el fue al baño y se aseó, trajo una pequeña toalla y comenzó a limpiar a Rosa entre las piernas, esto generó que ella se volviera excitar, pero se fue al pequeño baño y se aseó, al salir encontró a José todavía desnudo, pero acostado sobre su cama, ella se disponía a ponerse otra toalla alrededor de su cuerpo cuando José la llamó a la cama, al ella acercarse él la volvió a tomar por la nuca y llevó la cara de ella hasta la verga de él, por un momento Rosa ofreció una pequeña resistencia, pero de inmediato abrió su boca y alojó en ella la pinga de José, poco a poco la fue besando, y luego pasó a chuparla con determinación y de la misma manera fue reaccionando la verga de José, había vuelto a tener la rigidez que tanto había sorprendido a Rosa. Por su parte José levantó el cuerpo de Rosa como si este fuera de papel y se llevo el coño de ella hasta su boca, Rosa no esperaba eso y el placer que eso le produjo la hizo chupar con más fuerza el bate de acero de José, de repente José con su lengua penetró el ano de Rosa, el placer fue tal que ella volvió a disfrutar de otro orgasmo, en eso a petición de Rosa, José se lo introdujo por el culo de ella, como era la primera vez que a Rosa la cogían por el culo, al principio sintió dolor, pero con cada embestida de José, Rosa lo disfrutaba más y más cada vez, hasta que él acabo de nuevo. Rosa pudo sentir como el semen de José invadía sus entrañas y eso hacía que ella disfrutara al máximo de la experiencia con José.

Terminada la batalla José le consiguió una toalla a Rosa, aunque ya había obscurecido, no hacia frío y Rosa se fue caminando hasta la casona acompañada de José el cual se puso tan solo un pantalón. A partir de ese grato momento en el jardín, Rosa desarrolló un gran interés en la jardinería.

Acerca del autor
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *