Tremenda vergüenza

Desde hace bastante tiempo he tenido deseos de escribir relatos relativos a mi vida sexual y no me decidía pues no estaba segura de hacerlo cronológicamente o por orden de grado de morbosidad o perversión y también por temor a que pierda privacidad.
La cosa es que comenzare:
Estuve casada hasta los 25 años, dure cuatro y lo que ahora contare, ocurrió en verano de 1989 a medio año de mi separación.
Un día me presente al Juzgado de Policía Local en mi comuna, había sido citada por una infracción del transito. Al llegar ya había mucha gente y seguro eran conductores de taxis y locomoción colectiva, era bien sabido que a ese recinto siempre citaban a tal sector. Se acerco joven acomodador muy atentó ofreciendo ayudar indicándome donde podía estacionar y durante las maniobras de estacionar siempre estubo al lado de la ventanilla percatandome que su interés era más el de observar mis piernas pues andaba yo con una falda corta, al fin me dejo de punta frente al lugar donde estaban todos los citados que no se perdían los movimiento de mi humilde y económico vehículo (una citroneta AX). Conocedores de vehículos y de que forma se abren las puertas delanteras del AX muy expectantes los note esperando a que me bajara de él.
Un poquito más de lo normal, abrí mis piernas lo que hizo subir un tanto mi falda, entonces me baje y además estudiosamente se me cayeron las llaves y doble mis rodillas inclinando de lado a recogerlas para una vez más exhibí muslos y calzones.
Los piropos, comentarios y dichos referentes a mi, mis piernas y ropa interior aumentaron más la sensación de agrado y excitación que me había provocado las miradas lujuriosas que me dio el acomodador. Por un buen momento todos se me acercaban, me miraban y hablaban haciéndome preguntas porque estaba allí, ni supe a quién le dije: los pacos me habían parteado por no respetar disco pare.
Me indicaron en que ventanilla debía presentar el parte policial y donde debía esperar a que me llamarán. Ahí había entre todos otras dos mujeres que me miraban despectivamente y como molestas pude escuchar murmullos a cerca de mi vestimenta.
De pronto cuando ya estaba cansada y me dolían los pies de tanto estar parada y no haber allí donde sentarse a descansar, quise ir a la citroneta a esperar y pedí al que más me conversaba (tenía pinta de ser infractor no del tránsito sino quizás de que cosas sexuales) que me avisara si me llamaban. Iba caminando hacia el vehículo sintiendo las miradas cuando asustada di como un brinco al sentir repentinamente en un muslo algo húmedo y frío que me toco. Al ver hacia tras, me di cuenta que era un perro salido no supe de donde intentaba meter su hocico entre mis piernas como oliendo allí. De inmediato reaccioné,regañe y tire puntapiés para correrlo pero no paran e insistía en su empeño y pronto se paró en dos patas abran ando mi cadera por un lado y yo sin poder separarlo gritaba pidiendo ayuda. Me puse muy colorada de vergüenza y acalorada por los forcejeos e intentos de arrancar de eso.
La vergüenza fue más grande aún cuando comenzó con rapidez y energía con movimientos de estar copulando con una perra. Los silbidos risas burlas y cosas que decían me daban rabia e impotencia
– Agachase Mijita, póngase en cuatro y el negrito se calmará. (Pastor alemán negro)
– Ricura, anda en celo??
– Los perros cachan a las hembras que andan calientes!
– yo tengo grande la pichula, quiere quedar pegada conmigo!!
A una de las mujeres le escuche:
– Llamen al guardias a!!
– Si señor guardia, venga a sacarles los calzones pa q se la culée rico – grito otro.
Al fin el grandote Rubio conversador y mal a ajestado logro sacármelo y me ayudo a caminar tomando mi brazo hasta mi vehículo al que no quería entrar pero mejor era salir rápido de ahí y me las arreglé para ingresar con las piernas bien juntas y no era que no quisiera provocar calentura si no que por vergüenza de que vieran empapados mis calzones.

Al salir de allí, todavía escuche:
Súbelo, llévatelo pa la casa pa que te haga gozar como loca, puta caliente!!!
Por bastante rato el perro corría tras mi vehículo y apenada por el, se veía desesperado corriendo con la lengua afuera. Que lenta era mi citrola pero al fin lo perdí y llegue a la casa sin pagar el parte.

Acerca del autor
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *