La Isla

La Isla
Con motivos de festejar los primeros cinco años de casados, compré en una agencia de viajes un paquete de viaje y estadía a Jamaica.
La Isla
El país es hermoso enclavado en medio del caribe, con historias de combates navales,tesoros piratas, esclavos y submarinos nazis en la WWII.Partimos en viaje escala, Panamá, Cuba,Jamaica.Llegamos agotados, el primer día lo dedicamos a descansar del largo viaje.Los siguientes dos días conocimos la parte comercial y la vida nocturna, uno de esos días estuvo el tiempo feo, así que ella se tomó todo el día en un Spa para hacerse un sueño realidad, la depilación definitiva, mientras yo recorría algunos museos de Kingstown, al encontrarnos ella me dice con picardía, -“No me dejaron ni un pelito, ni ahí, que ardió un poquito”-, el tercer día decidimos pasarlo en la playa, cerca de la misma vimos un atracadero de veleros y yates privados de pequeño calaje.Algunos muy modernos de fibra otros antiguas goletas de madera muy cuidadas.Siempre tuve pasión por la navegación a vela.Mirando, husmeando conocimos un hombre de unos 45 o 48 años, al principio no nos habló pero al ver nuestro interés en la vela, entablamos conversación, el hombre dijosé llamar Henry Bofors, propietario de un yate vela y motor, Benetau Oceanis 38, un velero de 11m de eslora que si bien tenía sus años, era aún muy navegable.
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Henry, era Inglés oriundo de Liverpool, pelirojo,ojos verdes pequeños y hundidos, pecoso, alto, delgado muy blanco y con una ligera barba, no quiso hablar de su vida en Inglaterra, dijo que venía en viaje solitario, ya llevaba 11 meses fuera de casa, en un mes volvería a Europa.Lo invitamos a salir de noche logrando su simpatía, llegando ambos en un par de ocasiones borrachos al apart-hotel.
El hombre conocía del trópico al dedo, tanto de la flora y fauna del caribe como de los vientos y mareas.Cuando le comunicamos que nos íbamos que solo nos quedaba un día de estadía se entristeció.Eso fué a la noche a la mañana nos apareció con una sorprendente propuesta.
-“¿Porqué no vienen conmigo?, estoy harto de viajar solo, serían 20 días, partirámos desde Jamaica hasta, Trinidad&Tobago, ¿Qué contestan?”-, preguntó él.
Nos miramos con mi mujer era un sueño hecho realidad, un viaje en velero por el mar caribe.
-“! Sí vamos contigo ¡, antes llamaremos a Uruguay para avisar que prolongamos las vacaciones”-, le respondimos.
Durante toda la mañana hicimos compras en el super, según la lista de Henry, mucha agua, conservas y frutas.Cargamos combustible, llenamos los formularios de puerto y aduanas, soltando amarras a las 14 horas.Nuestro primer destino, Dominicana a 750 millas, 3 días de navegación con buenos vientos del oeste o sea sobre nuestra popa.Aproveché los conocimientos de navegación del inglés para ampliar mis dominios de la navegación sin motor.La vida a bordo era excelente, aparte de navegante experto Henry era un Barman espectacular.Mi mujer aprovechaba a darse buenos baños de sol en la proa, con un minúsculo biquini rojo, vi que Henry la miró de arriba abajo, pero conservando la compostura y la personalidad flemática de británico solo sonreía con picardía, todo un caballero, no hizo comentarios.
Ella cuando creía que no la observabamos se sacaba la parte de arriba del biquini para broncearse las lolas, acostada sobre la cubierta de proa.
Fue increible e inolvidable cuando desplegó las coloreadas velas latinas que pronto se hincharon al sol.Tomé el timón un rato, el velero viraba suavemente, pero inclinaba de tal forma que podías tocar el agua con el largo de los brazos.Cielos claros y soleados, aguas verdes, delfines y rocuales nos acompañaron hasta, “La Española”.En Dominicana permanecimos dos días, reabastecimos agua, conocimos un poquito y partimos hacia Puerto Rico a unas 130 millas, un día de viaje por mar.
Otro día, otro gran viaje, Puerto Rico es una isla que refleja una relativamente reciente colonia española hasta 1892, perdida tras la guerra de independencia de Cuba.Ahora es un aspirante a Estado de los EEUU que no quiere perder su idioma y costumbres heredadas en 400 años de ser colonia española.Gente alegre, volveré a esta isla.
Dos días permanecimos anclados y cuando levantamos amarras pusimos rumbo sureste hacia las islas de sotavento, lamentablemente el tiempo empezó a cambiar, se nubló, cambió el viento y el mar se picó.
Henry recogió las velas y prendimos el motor, buscó la primer isla donde encontrar refugio, nos pidió ponerlos chalecos salvavidas y permanecer bajo cubierta, cerramos escotillas, pero unas horas más tarde el motor se avería quedándonos al pario.Tendríamos que esperar que la violenta tormenta tropical se disipara, navegando sin rumbo más de 24 horas, enviamos un S.O.S, con las últimas coordenadas del GPS.Al otro día la tormenta disipó, se aclaró y pudimos divisar un isla, soltamos velas y nos dirigimos hacia ella con la espera de encontrar ayuda para reparar el motor.
Pero nos acercamos demasiado a una isla desconocida, golpeamos contra una roca sumergida, un arrecife, el casco se abrió en proa, haciendo una vía de agua, encallados a merced del oleaje, eso era grave, debíamos abandonar la nave, soltamos la balsa de goma, juntamos cuanto pudimos, por suerte fue bastante.
-“Hay que remar hasta la isla”-, ordenó Henry.
Llegamos a la isla, la recorrimos con la esperanza de encontrar a alguíen.
Confiando en que nos vinieran a rescatar no perdimos el optimismo.
Vimos como Henry miraba con apatía como terminaba de hundirse su barco.
-“Ya estaba para cambiar”-, murmuró Henry.
Recorrimos la isla estaba desierta.
-“Parece que está desierta, pero tiene una hermosa isla interior con una cascada de agua dulce, hay gallinaceas y lo que parecen ser pecaríes, no debemos estar lejos de la costa del continente”-, aclaró positivamente Henry.
Con las herramientas bajadas del barco improvisamos un refugio, pusimos trampas, juntamos mangos, aguacates, palmitos y cocos, peces no faltaron, así que no nos íbamos a morir de hambre.
Cazamos un cerdo e hicimos fuego.Pero los días se fueron haciendo largos ya más de 10 días del naufragio y la imagen de mi mujer media desnuda fue afectando la compostura de Henry.Un día el hombre de hielo se rompió.
-“! Qué buena que está su mujer ¡”-, dijo Henry.
Yo me moría de ganas por echar un polvo, mi mujer lo mismo, hacía varios días, para mas de dos semanas, pero no podíamos alejarnos y dejar solo al inglés.
El hombre se estaba viniendo abajo, empezó a hablar de su vida, millonario sin hijos, enviudó hace tres años y desde entonces no había tocado una mujer, alejándose de ellas pues buscaban su billetera.
-“No puedo más…tres años…su mujer…me encantaría cogerme a su mujer, tal vez sea la última mujer de mi vida, no sé donde estamos y si nos encontrarán creo que invertí los datos del GPS por la radio”-, se derrumbó el hombre.
Todos los días el hombre ojeaba el horizonte en el mar buscando estelas de humo o mástiles que le indicaran que estábamos cerca de las rutas de navegación, no hubo suerte, algunos aviones pasaron pero a miles de metros de altura.
Callé y no dije ni si ni no al pedido de Henry, pero una noche tuvimos que dormir los tres en el refugio debido al mal tiempo, pero no pude dormir tranquilo viendo los ojos de desesperación y depravación de Henry, cuando miraba a mi mujer, temía que él se le avalanzara, decidí contarle a ella.
-“¿Hace tres años que no toca una mujer?,¿Y me quiere coger a mí?, que se aguante yo no voy a coger con él, ¿Mi opinión no cuenta?”-exclama mi esposa con sorpresa y enfado.
El tiempo mejoró hizo muchísimo calor y mi mujer nos invitó -“Vamos a nadar en la laguna”-, le dijimos que se adelantara que más tarde iríamos en cuando levantáramos unas improvisadas redes puestas en el mar.Tras rogarle que viniera a distraerse un poco, fuimos con Henry a la laguna.
A borde de ella había una gran roca negra de orígen volcánico, tan plana que se podía usar de mesa para ocho personas, sobre la misma mi mujer dejó fruta, unos cocos partidos, una toalla y sus ropas.
Ella estaba nadando en las transparentes y dulces aguas, se apreciaba su ya bronceado cuerpo, ¡Estaba enteramente desnuda!, como una sirena encantó a nuestro lobo de mar, sintió que una descarga de testosterona reavivaba sensaciones abandonadas hacía tres largos años, después de que un accidente víal lo dejara viudo.
Henry se desnuda en un abrir y cerrar de ojos, tirándose al agua yo lo imito.Con un coco maduro jugamos a modo de pelota nos la pasamos y arrebatamos, en un momento nos acercamos a robarle la improvisada pelota a mi mujer, yo de adelante y Henry desde atrás, Henry toma el cuerpo de ella desde atrás y la toma de las tetas, yo me acerco frontalmente meto una mano bajo el agua, buscando la entrepierna de ella, encuentro su vulva y masajeo su clítoris, ella esta tensa siente un gran bulto en sus nalgas y aprieta sus piernas, yo la relajo aumentando mi frote a su clítoris, la beso , ella suelta el coco y me abraza, se relaja y abre más sus piernas.
Siento con mi mano un gran pene que viene de detrás de ella, pasa por debajo de la entrepierna de ella, lejos para una penetración como indeciso, lo tomo con mi mano y lo apoyo en los labios de la vulva de mi mujer, el pene ajeno ahora es empujado y ella es penetrada bajo el agua.Ya era un hecho Henry estaba cogiendo a mi mujer, que gemía, -“Humm, así, así, que rico”-.
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La calentura de los tres era muy grande y nos íbamos a coger a la única mujer de la isla como si fuera la última del planeta y el último polvo de nuestras vidas.
Tomamos de la mano a nuestra hembra y la llevamos a la roca con forma de mesa, la acostamos y la untamos con leche de coco, toda, toda, recorrimos cada rincón de su cuerpo entre los dos, el juguito del vegetal untó todos los rincones, la besamos acariciamos y exploramos toda la anatomía sin un pelito que molestara de nuestra única hembra.
Ella reía complacida excitada mientras cuatro manos le untaban toda la leche de coco desde sus pies al cuello, masajeando sus muslos y acariciando sus tetas.La imaginación nos volaba, ella tomó la mitad abierta de un coco la puso debajo de nuestras vergas, nos las mamó, chupó, mordió y froto hasta que su leche cayó dentro del coco, la verga de Henry le regaló una buena cantidad de su nectar, -“Tres años mucho tiempo”-, gimió el inglés al derramarse.Luego ella a modo de ofrenda a los dioses, levanto alto el coco, abrió su boca y derramo su contenido de leche de coco y hombre en su boca y cara, tragando la mayor parte del brebaje , la otra parte quedo sobre la roca.

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El ritual nos excito tanto que logramos una erección, Henry le pidió que se pusiera en cuatro mirando al agua, primero tocó con su glande la vulva y los labios, la penetro, movió sus caderas hasta hacerla gemir de satisfacción, pero rapidamente mojó su pene con leche de coco y savia de algo que parecía aloe, apuntó a la cola de mi mujer, ví sus intenciones, me acerco y le ayudo a mantener las nalgas abiertas de mi esposa, para mejorar el encule y disminuir el dolor.Un empujoncito y ella grita,- “ ¡No, a traición, no, haaaaaayyyyyyyy,uuggggghhh, que dolor¡”-,el gríto asustó a unas aves que volaron lejos, la verga entra ayudada por el aloe y yo sin una cámara o celular para inmortalizar el momento, entra una y otra vez, ella solo gime, -“Uff,ufff,uff”-, la imagen de verse reflejada enculada en el agua, la excita y hace olvidar el dolor inicial, es embestida una y otra vez haciendo chasquidos sus nalgas ella mueve su cola, hacia atrás y delante.
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-“Hermosa sirena le voy a llenar la colita de leche”-, cantaba alegre Henry al sentirse derramar dentro de mi caliente esposa que ríe al sentir el caldo que la llena mueve, su cola lateralmente y ronronea -“Huy está calentita”-.El Inglés saca su goteante pene y me deja el lugar, me apuro a encularla antes que el esfinter se cierre, para minutos mas tarde rugir e inyectarle con mi jeringa de carne una dosis de mi elixir de hombre, dentro de sus intestinos.
La Isla
Hacemos una pausa y hablamos.
-“¿No querías coger conmigo?”-, pregunta curioso el Inglés.
-“No, es verdad prefiero coger con mi esposo…pero hoy estoy tan caliente que me monto un batallón”-, responde riendo mi mujer.
-“¿Me permite cogerla otra vez Señora?”-, pregunta cortesmente Henry.
-“No pierdas el tiempo hablando”-, responde ella a la vez que se acuesta y abre las piernas sobre la roca enseñando su caliente, rosada, húmeda rajita.
Henry se acuesta sobre ella, ella lo rodea con sus piernas, su pene encuentra la húmeda cueva con facilidad y se adentra en sus profundidades, los cuerpos broceados se mueven en perfecta armonía, una perfecta cópula, macho y hembra acoplados, la sombra de una palmera nos protege del ardiente sol, ella gime con ritmo, es una canción a la lujuria, pronto una descarga hormonal le hará sentirse más mujer más hembra que nunca, explotando en un ruidoso escandaloso orgasmo,- “! Ahhhh, sssííí…ya…ya…vieenneeeee, acaaaabbbboooooo, huy…siiiiii, aaaaaaaaahhhhhhhhhhhh¡”, “Madre santa, fue intenso”-, confiesa ella.
Henry sigue embistiendo, le toma a ella de los tobillos y se los apoya sobre sus hombros masculinos, una penetración profunda, que le hacen sacar a ella grititos cada vez que el poderoso glande pega en el útero de ella.Tras intensos minutos el exclama, -“!Te voy a regalar… dentro, parte de mi… leche acumulada ….de tres años, ahh,aaaahhhhh…”-.
-“Espera, espera…no, aún, no”-, ruega ella.
-“! Ahhhhhhhhhhhhhh, ooooohhhhhhhhfffffff¡”- exclama él , empujando su pene mas dentro, derramando el preciado contenido de sus huevos tras tres años de celibato,consuma el coito con otra mujer, mi mujer, no era la respuesta esperada por ella que solo titubea.
-“No, debis…dent…”- dice y calla antes de terminar la frase.
viaje
No le entendemos y continuamos, por unos segundos Henry mantiene su postura con los tobillos de ella sobre sus hombros, tras recuperar aliento me deja el sitio a mí, veo el esperma blanco y espeso abandonar poco a poco el interior de mi mujer, meto mi verga entre él desplazando el sémen inglés, no me importa y no me da asco, mi mujer gime, olvida el polvo anterior y goza como si este fuese el primero, llega 1,2,3 orgasmos, me araña el pecho, se toma de las tetas, pone los ojos en blanco y grita, -“Vámos bb, ya viene…ya…llename de lechitaaaaaaa…siiiiii, terminoooooo…ahhhhhhhhhhhh”-, me excita de sobremanera y acabo, mezclando mi leche con la de Henry que mira feliz y sonriente.
La entrepierna de mi mujer no tolera mas esperma y derrama blanqueando la negra roca.Ella huele a coco y esperma.
De repente, Henry calla, se concentra escucha el aire y grita, -“! Motores diesel¡”-, sale corriendo en dirección la playa, con mucho por probar interrumpimos la bacanal de sexo, como podemos nos vestimos y lo alcanzamos.
Vemos pasmados como un navío gris plomo de gran porte avanza hacia la isla a todo trapo, encendemos fuego y hacemos humo.
-“Es militar”-, asegura Henry.
Diez minutos después un zodiac con cinco marineros armados desembarcan en la isla y nos preguntan con autoridad
-“Que hacen ustedes aquí, esto es una reserva marítima de la República Bolivariana de Venezuela, esta penado por ley estar y pescar aquí”-.
-“! Venezuela ¡”-, exclama Henry.
-“! Nos fuimos muy lejos ¡ ¿Dónde estamos?”-, pregunta.
-“En los cabos de San Roque, quien son ustedes, como llegaron”, preguntan ya mas calmados los marinos.
Henry se identifica e identifica su barco y lo sucedido, tras corroborar datos aceptan nuestra versión y nos tratan muy bien.Un pescador vió el humo haciendo la denuncia.
Mi mujer roja de verguenza por un pensamiento sucio me dice, -“Si llegan quince minutos antes me agarran desnuda y cogiendo, ¿Y si todos querían sumarse?”-.
Tras ayudarnos a limpiar la isla de deshechos embarcamos en la fragata, nos llevan a una base militar en Maracaibo y de ahí a Caracas.Tras contactar la embajada nos despedimos de Henry que se va a Londres.
Tomamos un avión a Carrasco, de ahí a casa.Dos meses después de haber salido para Jamaica volvemos al hogar.
Pero la aventura deja sus secuelas, dos meses depués mi mujer es declarada oficialmente…preñada, eco, gravidotest, hormonas todo positivo, sabemos donde y como fué concebido, aún así, decidimos tenerlo.
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Un buen embarazo una redonda panza. Tras un parto rápido, nueve meses después nacía una hermosa niña que llamaríamos Mar, muy blanca, ojos pequeños y verdes, coloradita.
Varios meses mas tarde recibimos carta de henry, compró otro velero más grande, un Benetau Oceanis 45, pero que va a tomarse un descanso antes de aventurarse al océano otra vez.
Quiere conocer Uruguay donde tiene viejos amigos aprovecha el viaje y viene a vernos será dentro de cuatro meses.
Lo voy a buscar al aeropuerto lo llevo a casa donde conoce a mi hija y se queda mudo, de piedra, reacciona segundos después.
-¿Cómo se llama, cuanto tiene?- pregunta él.
-“Se llama Mar y tiene seis meses”, le respondemos.
El hace calculos mentales, la mira la observa, se emociona y llora, quien los viera no dudarían que estaban ante padre e hija.
Él no habla, no pregunta, no duda.
Devuelve la niña a los brazos de su madre, le da un beso tierno a mi mujer y un fuerte abrazo a mí, luego me susurra, -“Cuidenla mucho”-.
Luego se va, lo esperan otros amigos otras aventuras.Un mes más tarde nos llaman de una inmobiliaria de Pocitos, alguien dejo unas llaves de una casa a nuestro nombre y una nota.Acudimos eran las llaves de una propiedad avaluada en 400000 US$ la nota decía, -“La casa es grande como para que le den más hermanitos a Mar.Disfrutenla. Su amigo: Henry”-.
Hace tiempo que no vemos a nuestro amigo, pero cada tanto llama y pregunta por Mar.La última vez estaba por Birmania.FIN.

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