Me manosearon rumbo a mi trabajo

Hola me llamo Isabel tengo 20 años, no soy muy dada a escribir este tipo de experiencias, pero después de lo que pasó, y de haber leído algunas experiencias de mujeres que vivieron algo similar, me anime a contar mi experiencia.

Mi madre y yo somos del Estado de Sinaloa, hace dos años que vinimos a vivir a México para que yo pudiera estudiar la carrera en la UNAM, trabajo en un despacho jurídico como secretaria cerca del metro San Lázaro, ya que solo somos mi mamá y yo, pues tengo que ayudarle con algunos gastos de la casa.

Un día jueves al término de mi turno, nos avisaron a las tres secretarias del despacho que el viernes debíamos llegar a las 8:00 am porque iba a haber reunión de accionistas y que debíamos llevar uniforme de formalidad, este uniforme consta de un saco negro con blusa blanca, una falda negra y unas zapatillas negras; cuando uso este uniforme me pongo una licra porque la falda me queda demasiado corta, apenas me cubre 13 cm desde donde terminan los glúteos y comienzan los muslos, entonces me queda muy corta y comprarla por fuera, de la tela en que la requieren es muy cara, entonces no tengo opción mas que usarla. Al salir de mis clases me dirigí al gimnasio pensando si había lavado mi ropa interior entre ella incluída la licra. Al llegar a mi casa llegue tan cansada que solo preparé mi uniforme y no me preocupe por nada más.

Al otro día me levante a las 5:00 am en punto porque vivo hasta Tecámac, ya que si me levanto mas tarde corro el riesgo de llegar tarde por el trafico que se carga además del transporte que esta muy concurrido ya a esa hora, y busque mi ropa interior, mi sorpresa fue que no había lavado nada ni mi licra y lo único que tenía limpio era una tanga, y pues no tenía opción, me puse el uniforme sin nada mas que la tanga debajo, en ese momento entra mi madre y me pregunto que llevaba debajo de la falda por lo corta, como no le conteste me alzo la falda y me vio la tanga y me dijo,- piensas ir asi al trabajo, vas a ir enseñando las nalgas mija porque esa falda no se te pega nada, toda se te acampana,- pues es lo único que tengo, le contesté, mi madre que trabaja arreglando vestidos, me dijo que trataríamos de comprar tela para hacerme una falda, sacó su metro de su bolsa y me midió y me dijo,- mides 1.72 de altura, 59 de cintura, y 118 cadera, huy!!!!!! mija, si que se van a echar una buen taco, que paradas tienes las nalgas, por eso se te acampana la falda oye, y que piernotas chulas y gruesas, te pareces a tus primas de Guasave, vete en taxi porque en el metro vas a ir enseñando.- Le conteste que no tenía suficiente dinero para el taxi y le pedí un préstamo para el taxi y me dijo que hoy le pagaban unos vestidos que arregló y que no tenía de momento, y pues me tuve que ir en el camión.

Eran las 6:55 am cuando llegué al metro Indios Verdes y vi la fila de los boletos llenísima, tuve que pedirle a alguien que me sacara mis boletos, era un señor chaparrito, como de 1.57 y de unos 50 años de edad, iba bien vestido y pues se me ocurrió pedirle el favor, primero me vío de pies a cabeza y después accedió. Bajando al andén había mas gente de lo habitual ya que era quincena, y el vagón de las mujeres estaba aún muy adelante y yo ya no quería perder mas tiempo y me metí en el tercer vagón de los últimos, y a fuerzas y empujones llegue hasta el rincón de la otra puerta donde hay una escalera al final del vagón, me puse mi mochila en el pecho para meter una pluma que tenía en el cabello y al iniciar movimiento el metro se me cayó en el orificio de la escalera y me volteé para sacarla, al ver que no podía sacarla me volteé de frente hacia la escalera para poder sacarla, la gente terminó de acomodarse dejándome atrapada en ese rincón con mi mochila en mi pecho, no podía ver nada hacia mi izquierda ni hacia atrás y a mi derecha estaba un hombre muy gordo y mas alto que yo.

A los pocos minutos de haber iniciado el metro su marcha, comenzó a detenerse y algunas lámparas se apagaron, quedamos en penumbra cuando de repente siento una mano que me estaba acariciando la piernas por atrás y me dio mucho coraje porque no sabía quien era el pervertido que me venía metiendo mano, y así en penumbra reanudó su marcha el metro y el tipo seguía acariciando mis piernas, en la siguiente estación entró mas gente y quedé mas atrapada hacia la escalera y abrí un poco mis piernas para conservar el equilibrio, se prendieron las luces y el tipo no retiraba su mano, comenzaba a subir un poco mas su mano ya que le era fácil meterla por lo acampanado de la falda, y en ese momento me acordé de lo que me dijo mi madre de mis nalgas, me dio un poco de morbo pensar que venía imaginando el tipo este, y por lógica , aunque no me agradaba lo que me estaba pasando, me estaba acariciando mis partes erógenas, era cuestión de tiempo y mi vagina comenzó a humedecerse, sus caricias eran suaves y continuas y yo trataba de contener mi respiración que comenzaba a agitarse, mi rostro lo sentí caliente y como soy blanca me puse roja, lo bueno que nadie me veía, el continuaba acariciando mis piernas hasta que llego a mi entrepierna donde empieza la raya de mi culo, se percato de que no llevaba nada mas que una tanga, con un dedo me recorrió mi raya hasta llegar arriba y se dio cuenta de lo paradito que lo tengo y extendió su mano y la deslizó suavemente recorriéndome todo el culo, yo ya estaba muy caliente, puso su mano en mi entrepierna haciéndome caricias en donde se me juntan mis piernas y la raya de mis nalgas, eso me hizo mojarme aún mas, y con el movimiento me puso su mano en mi vagina, me hizo a un lado la tanga con su dedo y me hacia circulitos recorriéndome toda la vagina, en ese momento sentí que otra mano me acariciaba las piernas y las nalgas, por la morbosidad de calentar a alguien algún día con mi cuerpo, me gusta depilarme mi vagina, así que se dio gusto con el contacto directo con mi piel, al darse cuenta de que ya estaba lubricada, metió dos dedos en mi vagina, lo que me hizo estremecerme y me hizo parar un poco las nalgas, sus movimientos eran suaves y continuos y la otra mano seguía acariciándome las nalgas y las piernas, me estaban llevando a un punto donde ya sentía que venía, y a los pocos minutos me ví forzada a morder mi mochila porque ya me iba a venir, ya no pude soportar mas y me vine como nunca, ni masturbándome me había venido así, mientras me venía las caricias continuaban, y se empezaba a escuchar gente que pedía permiso para bajar, pues ya íbamos a llegar a Balderas y ahí baja mucha gente, al ver eso se retiraron las dos manos y yo trate de voltear para ver quien era el pervertido que me venía tocando y no pude distinguir, no descartaba que habían sido los chicos de atrás pero no estaba segura. Me bajé rápido del vagón cuando de repente me agarra alguien la mano y me la dejó pegajosa y húmeda, al voltear era el señor que me sacó los boletos y me lanzó una sonrisa pues bien sabe que me hizo venirme, nunca en la mente me pasó que podría ser él, pues ni lo veía.

Al final del día me fui pensativa a casa, y al llegar a mi casa, me desvestí y me acosté en mi cama, abrí mis piernas y me ví mi vagina un rato, me paré y fui a mi espejo y me ví mi cuerpo, mis nalgas, mis tetas, mis piernas y me acordé de la manoseada propinada y así de pie comencé a sobarme mi vagina, y volví a tener un orgasmo delicioso.

Desde ese momento, cuando me piden ese uniforme, me voy en taxi, pero me gusta ver que el chofer acomode su espejo para verme mis piernas y al llegar a mi destino, alzo y abro un poco mis piernas para que me vea mi entrepierna, me excita ver su mirada morbosa. En el trabajo me encanta ver como me le antojo a los Licenciados cuando me agacho a poner los papeles en su escritorio y a veces noto que tienen sus penes erectos dentro de su pantalón. En el baño de mujeres hay un corredor largo que hasta el final tiene un espejo grande, mis compañeras de trabajo no saben que detrás es una habitación donde los accionistas se reúnen para hablar de dinero y ponerse a tomar después de haber terminado nuestro turno y aprovecho para ir al baño con mi compañera, como en el baño no hay espejo grande, pues nos maquillamos en el espejo grande, espero a que mi compañera se vaya y hago como que no se nada y aprovecho para alzarme la falda y poner posiciones como en las revistas eróticas para verme el culo en tanga y las piernas, los Licenciados ni sospechan que se lo de su habitación, cosa que me excita, pero lo que me excita es que los Licenciados me estan viendo el culo detrás del espejo y les provoco mas ganas de comerme, lo sé porque una vez al final del turno sorprendí a uno de los accionistas, un hombre medio gordo, alto y feo masturbándose con el cierre del pantalón abierto y no se percató que ya lo había visto, toqué su puerta y rápido aparto su mano del pantalón y cubrió su pene bajándose un poco el saco, su pene era cabezón y grueso, así que hice me di a la tarea de calentarlo mas, cerré la puerta y le pedí permiso para retirar su taza de café que aún no se terminada y fingí que se cayó accidentalmente, le pedí que se apartara del escritorio para poder levantarla y de reojo vi como su pene salía de su pantalón completamente erecto, trataba de agacharme lo mas posible con las piernas rectas para que me viera bien las piernas y un poco del culo y yo creo que ya no aguanto mas y me dijo.- señorita, tiene usted un insecto en la pierna.- sabía que era un pretexto para verme mas y le dije que me daba mucho asco y que me lo quitara, me volteé y me alzé completamente la falda dejando al descubierto mi culo en frente del Licenciado y me pidió que me agachara levemente, él me paseaba su pene diciéndome que el insecto estaba caminando, en verdad estaba cabezón me lo movía por todo el culo y también me paseaba por la raya hasta llegar a lo cerrado de mis piernas, vio que en su taza había algo de café y me dijo que me echaría un poco de café para que el no tocara al insecto ni me fuera a tocar a mi, con su pene apoyado en la parte media de mi raya me dijo.- señorita, podría usted con sus manos abrir un poco sus glúteos y no se mueva por favor, – y sentí algo caliente que me lubricaba y me dice,- listo señorita, puede retirarse, vaya al baño a lavarse, y le pedí a mi amiga que me acompañara al baño y como se que en esa oficina esta la entrada a la habitación del espejo, ya en el espejo le explique a mi amiga que viera la crema que usaba para que no rosarme con la tanga, me alze la falda y le me agarro las nalgas y me dijo que no conocía ese tipo de crema, yo sabía que el licenciado nos estaba viendo y sabia que se estaba masturbando de nuevo al ver como mi amiga me agarraba el culo y sacaba su semen.

Desde ese entonces, ya no soy tan seriecita en el trabajo y disfruto un poco mas de mi cuerpo de mujer…

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