Clases de mecanografía que terminan en sexo con madura

Dar clases de mecanografía en los ochenta, primeros de los noventa era algo normal y lógico, toda madre que prestase atención a los cuidados de sus hijos, mas aún cuando estos no quieren terminar sus estudios primarios buscan una posible solución con estas clases en ocasiones domésticas que en realidad no iban a servir para nada con su ausencia lógica de diplomas o reconocimientos oficiales. En cualquier caso mi madre no iba ser menos, y podeis dar por sentado que cuando cumplí los dieciseis años y había dado por finalizada mi vida estudiantil fue ella la que se ocupó de buscarme unas clases particulares a manos de Raquel.

YO ADOLESCENTE

Para situarnos en el tiempo os diré que hablamos de finales de la década de los ochenta, principios de los noventa, España en transición adulta, he terminado mis ocho años de escolaridad de la E.G.B , mi nota media es un seis, me matriculan en un instituto para comenzar a estudiar lo que antes era F.P ( Formación Profesional ) en la modalidad de ” Automoción del automovil “, nada, ni un año, no logré aprobar ni una sola asignatura, con ayuda de mis nuevos compañeros de clase me dediqué a vaguear todo el curso sin dar “un palo al agua”.

Por más que lo intetaron mis padres no consiguieron que volviese a coger un libro, me convertí en un adolescente sin oficio ni beneficio, nada por aquí nada por allá, solo me estimulaba salir los fines de semana con mis amigos e intentar ligar con alguna chica en la discoteca, ni si quiera valía para eso, mi timidez con ellas y mi manera , no sé, ¿ chapado a lo antiguo ?, quizá, me hacían volver todas las noches de “vacío” a casa, mientras mis amigos si que conseguían al menos enrollarse ( morrearse ) con alguna chica espabilada, podeis dar por hecho que nada sexo, solo besos, y si eran con lengua todo un exito.

Una conversación normal y frecuente con esa edad era siempre relacionada al sexo, todos soñabamos con nuestra primera vez, fantaseábamos con amigas, conocidas o incluso alguna famosa de la tele, como no teníamos acceso a internet, ( simplemente no había ), las revistas de pornografía “requisadas” a nuestros padres eran nuestro mayor estímulo sexual externo, era a lo más que podíamos aspirar, y si la revista era nueva sin hojas arrancadas entonces era el “HD” del momento. ( hay que tener alrededor de los cuarenta para entenderlo )

MATRICULADO PARA DAR CLASES DE MECANOGRAFÍA EN CASA DE RAQUEL, GORDA , TETONA Y FEA

Podeis dar por hecho que estas clases son total y completamente en contra de mi voluntad, ni decir tiene que es un intento desesperado por parte de mi madre para tenerme ocupado las tardes y poder abrir una posible puerta laboral en mi futuro.

Es Lunes, agarro el estuche que contenía la “Olivetti lettera 32” y camino junto a mi madre a casa de Raquel, vive a unos diez minutos andando de mi casa, por mas que intento persuadir a mi madre para que desistiese en su intento de convertirme en alumno clandestino de Raquel no consigo convencerla.

Segundos después de tocar el timbre de la puerta….

– Hola María, pasa, este debe de ser Carlos, que grande, es todo un hombretón.

Por lo que se ve Raquel y mi madre ya se conocían, y eso junto a lo de “hombretón” me molestó bastante, y , no es que me molestase que mi madre conociese a Raquel y yo no, pero, al menos me podía haber dicho que era gorda, fea y mayor incluso que ella ( aunque en realidad tenían la misma edad, 38 ) .

Después de las presentaciones y una charla entre las dos adultas Raquel me invitó a que entrase en una estancia contigua al salón donde nos había recibido.

Un salita cuadrada, quizá diez metros cuadrados, una mesa redonda en medio rodeada de cuatro sillas, un sofá pegado a una de las paredes, justo frente un mueble que ocupaba toda la pared y en su mitad el televisor, cuadros y una ventana completaban la estancia.

Mi madre ya se había marchado, me hizo sentar en una de las sillas de la mesa, saqué mi olivetti y me entregó varios folios que ella misma se encargó de colocar en el rodillo de la máquina, se puso a mi lado y colocó mis dedos en el teclado de la forma que ella sabía que era la correcta, al lado de la maquina unos apuntes…….

asdfg ñlkjh

Estas fueron mis primeras letras tecleadas en una máquina, pero la soledad en aquel salón , esa televisión con un culebrón latinoamericano a primera hora de a tarde, y Raquel, si Raquel, esa gorda en bata de casa, con grandes gafas y tomando un café con magdalenas en un rincón del sofá hacían una estampa un poco aburrida y estrambótica para un chico de mi edad, solo el olor a perfume que desprendía esa obesa señora hacía algo más apacible la situación.

Supongo que Raquel se dio cuenta de mi aburrimiento ancestral, y el tercer día de clases decidió realizar lo que se convirtió en una agradable tertulia entre madura y adolescente.

Me dijo que estaba casada, su marido era transportista y pasaba semanas fuera de casa, no tenían hijos, trabajaba por las mañanas en un banco del pueblo, el almuerzo y la cena solía hacerlos en casa de su hermana que vivía en el mismo pueblo, cerca de su casa, se mostró simpática.

RAQUEL, GORDA , TETONA …… Y NO TAN FEA

Todo cambia, la semana siguiente todo comienza a dar giros extraños, para empezar desaparece la bata de Raquel, en su lugar tenemos un vestido de una sola pieza que se queda estancado por encima de sus rodillas, a mitad de sus muslos, su tetas, enormes, luchan por salir de su prisión por el escote “decente” de la prenda, solo un par de botones impiden la fuga, sus gafas , supongo , no lo sé, que puede haber lentillas, o quizá , simplemente ya no le hagan falta.

Raquel que sin lugar a dudas sigue siendo gorda ahora pienso que está “rellenita”, sin sus gafas, ya no es tan fea, y sus tetas que antes daban un aspecto de mujer maternal ahora hacen que me excite solo con pensar en ellas, sí, ahora Raquel me excita.

Por mi parte debo decir que esas clases de mecanografía comienzan a gustarme, y no dudo en hacer cualquier pregunta a Raquel que me atiende gustosa a mis súplicas, pero pregunto, y pregunto y vuelvo a preguntar y además le pido que revise constantemente mi trabajo.

Pero , que pensais, que de repente me he vuelto aplicado y atento a mi trabajo ?, no….vereis, cada vez que le pedía a Raquel que viniese a revisar mi trabajo o hacer una pregunta venía o bien por detrás , entonces pegaba sus tetas a mi espalda y pasaba segundos y segundos allí pegada a mí o bien venía por un costado, se agachaba a ver lo que había escrito y entonces era cuando los 9.81 m/s hacían que sus tetas quisieran estamparse contra el suelo huyendo de su vestido y desabrochando botones sin piedad, junto al olor de su perfume, Raquel ya era musa y diosa central de mis masturbaciones nocturnas en la soledad de mi cama.

Solo con el tiempo , después de muchos años comprendí que realmente lo que Raquel hacía era buscar lo que encontró días después, pero, no adelantemos acontecimientos.

Tres semanas ya de clases, deseando de que el reloj diese las cuatro de la tarde para ir corriendo a dar mis clases, ese día el vestido de Raquel era el más corto y más escotado que le había visto jamás, a estas alturas Raquel y yo teníamos cierta confianza , nos llevamos bien, hemos intercambiado algunas anecdotas , ella sabe que yo no he estado aún con ninguna chica, pero eso se acabaría esa tarde.

RAQUEL SE DESNUDA, QUIERE SEXO, YO QUIERO SEXO, TENEMOS SEXO

Yo no lo sabía, pero Raquel estaba receptiva, ella jugaba con ventaja, sabía que yo me quedaba prendado mirando sus tetas cada vez que se agachaba, esa tarde su vestido no llevaba botones, no había sujetador ( bueno, en realidad nunca lo llevaba ), incluso no llevaba bragas, me percaté enseguida cuando se agachó a coger una revista del cajón mas bajo que había en el mueble, la colocó encima de la mesa, la abrió y en lugar de sentarse apoyó una de sus rodillas en la sillaque había delante de la mesa, justo la que estaba frente a mí, sus pechos practicamente se salían, podía ver el color marrón de sus pezones, levantó su mirada y encontró mis ojos clavados en sus pechos, luego la miré por unos segundos avergonzado de que me pillara mirándole las tetas, me devolvió la mirada y me sonrió.

– Vaya, me parece que mis tetas te gustan más que tu maquina de escribir.

Su comentario puede resultar algo borde, pero, en cualquier caso se levantó, se puso a un lado pero frente a mí, me miró y con un gesto rápido y decidido se quitó el vestido sacándolo por su cabeza, se quedó completamente desnuda. Yo me quedé completamente sin aliento.

Por primera vez en mi vida veo a una mujer desnuda delante de mis ojos ( las revistas no cuentan ), su cuerpo era grande, hermoso, no podía imaginarme tanta belleza escondida dentro de sus vestidos de colores, sus tetas son enormes, pezones grandes, aureolas anchas, de un color marrón de más claro a más oscuro en su zona central, tiene el coño a medio depilar, me explico, tiene vello púbico en poca cantidad y solo una fina franja vertical, su olor a perfume me embriaga aún más en esa situación, al mismo tiempo que me tiemblan las piernas y me pongo nervioso creo que empiezo a cobrar una erección.

Podía salir corriendo en ese instante, lo recuerdo como si hubiese ocurrido ayer mismo, estaba algo asustado, pero sin lugar a ningún tipo de dudas lo que si que estaba era excitado, muy excitado, Raquel se atrevió a preguntar.

– Te gusto mejor así ?

No me cabe duda, evidentemente sí, pero claro yo no tenía capacidad de reaccionar en esos instantes, ni si quiera de hablar, pero Raquel me faciitó el trabajo, se acercó a mí y colocó sus grandes tetas en mi cara.

Abrí mi boca y comencé a succionar sus pechos, sus pezones, primero uno, después el otro, colocaba mi cara entre sus dos pechos y jugaba con ellos abrazandolos con mis manos y hundiendolos en mi cara.

– Si cariño, disfruta, pásalo bien, disfruta de ellos, ven, ven conmigo.

Raquel me dio la mano, me ofreció a levantarme y con un gesto hizo que la siguiese fuera de la salita donde estábamos , andamos unos metros cruzando un pasillo, abrió una de las tres puertas que estaban cerradas y pude ver una gran cama presidiendo la habitación donde entramos, su culo es enorme, grandioso, majestuoso; Desnuda como estaba se sentó en un lado de la cama, yo me quedé de pie, frente a ella, paralizado pero con mi polla muy tiesa, erguida.

– Relájate, no tengas miedo, dejate llevar, hoy vas a follar Carlos.

Pues sí, me dejé llevar, ella echó mano al pantalón de mi chandal, deshizo el nudo que lo mantenía a la cintura y con gran cuidado comenzó a bajar la prenda que quedó a la altura de mis rodilla, mi polla descapullada estaba erecta frente a ella.

– Guau !, vaya lo que tenías escondido, que os dan de comer a los jovenes ?, menudo pollón.

Pude sentir como una gran sensación de humedad y calor abrigaban mi falo, lo tenía dentro de la boca de Raquel, al mismo tiempo separaba su boca del falo pero era para sacar su lengua y lamer el miembro desde mis cojones hasta la punta misma del glande, yo disfrutaba de lo lindo pero la cara de Raquel era aún más satisfactoria.

– Quitate toda la ropa.

Si no me llega a decir eso creo que me hubiese corrido alli mismo en su boca, me relajé un poco mientras me quitaba mis zapatillas de deporte y sacaba mi chandal por los pies, me deshice de la sudadera, … me dejé los calcetines puestos.

– Ven, túmbate encima, despacito.

Raquel estaba ya tumbada en la cama, sus tetas caían por sus costados, sus piernas abiertas, rodillas flexionadas, poco a poco me fui incorporando encima de ella, como era mas bien delgadito se pude decir que practicamente me engullí en sus carnes, pronto sentí como una de sus manos tocaban mi verga, y, en forma de guía encaminó el miembro erecto haciendolo entrar en su coño que parecía una ventosa succionando el falo y abrigándolo hasta tenerlo completamente dentro.

– Ahhhhhhhhh, siiiiiiiiiiiii.

Un sonoro y profundo gemido salió de la boca de Raquel cunado sintió ser penetrada, sus dedos acompañados de sus uñas se clavaron en mis nalgas y acompañaban el balanceo ritmico que propinaba a esa señora en la alcoba marital, me sentía comodo, aguanté con estoicidad las ganas de correrme y comencé a disfrutar de lo lindo del coito con mi concubina.

– Diooooos, que gusto !!!!, fóllame Carlos, fóllame, no te pares

Nunca había besado a ninguna chica en la boca y todavía no había podido besar a Raquel, pero eso se solucionó enseguida, allí tumbado encima de ella y clavándole mi verga una y otra vez planté mi boca encima de la suya, en menos de tres segundos tenía su lengua dentro de mi boca, que placer, nuestras lenguas se acariciaban incesantemente dentro y fuera de nuestras bocas.

Raquel es una mujer efusiva, vigorosa, temperamental, sus jadeos y gemidos posiblemente poddrían ser sonoros fuera del edificio, bueno, al menos algunos metros alrededor.

– Siiiiii, aggggg, ahhhhhh, más, dame más fuerte , aaaaaaayyyyy

Aceleré el ritmo de mis sacudidas, me sentía como un campeón, aguantaba el ritmo de Raquel, disfrutaba del sexo por primera vez y me doy cuenta de que ella se va a correr antes que yo.

– Carloooos, me corrooooo, me corroooooo, no te salgas , no te sagaaaaas, yaaaaa, yaaaa , siiiii, ahhhhhh

Joder, vaya gritos, vaya gemidos, vaya pasión, todo esto provocó que mientras Raquel disfrutaba en forma de gritos, gemidos y jadeos de su orgasmo yo le llenaba su coño con toda la leche que tenía acumulada en mis cojones.

– Me corro Raquel, me corro, ahhhh, no puedo parar , ahhhhhhh.

Extasiado, anodadado, sin aliento me quedé allí tumbado encima de Raquel exprimiendo mi polla dentro de ella para no dejar gota de leche que sacar.

– Te has corrido dentro ?

– Lo siento, no lo he podido evitar

– No importa, la proxima vez veremos haber que podemos hacer

¡ ¿ Próxima vez ? ! , bieeeeeeen!!!!!

– Lo has pasado bien Carlos ?

– Mucho, ¿ y tú ?

– También, hacía tiempo que no disfrutaba.

Con el acto ya terminado y con una sonrisa de oreja a oreja me vestí, terminé mi clase de ese día, Raquel me hizo prometer mi silencio de lo ocurrido a cambio de repetir, y , aunque lo que más me apetciía en esos momentos era salir corriendo a contarselo a mis amigos decidí guardar silencio. Después de ese día repetimos cuatro o cinco días seguidos, más o menos de la misma manera que el primero, pero llegó el jueves, y …

– Carlos, mi marido llega hoy y no se marcha hasta el Lunes a última hora, vamos a dejar las clases hasta el martes, continuaremos nuestras clases “secretas”.

Unos celos terribles se apoderaron de mí, algo incontrolable en mi interior, no podía hacerme a la idea de que Raquel fuese follada por otro hombre que no fuese yo, y ya sé que es su marido y que el intruso con 16 años soy yo, pero en realidad pensaba que Raquel me pertenecía.

Deseando que llegase el martes, pasó algo que, bueno, con el tiempo he aprendido a controlar.

EL MARIDO DE RAQUEL ME HACE SENTIR CELOS, LA CASTIGO.

No eran todavía las cuatro de la tarde de ese martes cuando estaba tocando el timbre de la puerta de Raquel. Me abrió con su ya acostumbrado vestido corto.

– Hola Carlos, que puntual vienes hoy.

– ¿ Te ha follado ?

– ¿ qué ? ¿ cómo ?

– Sí, no te hagas la tonta, tu marido , ¿ te ha follado este fin de semana ?

Mi estado de nervios era patético, no me reconocía ni yo mismo, estaba enfadado y por más que debiese de entender las situación que estaba viviendo los celos se habían hecho dueño de mis actos. Raquel lanzó una sonrisa inquieta y me invitó a que entrase.

– Si Carlos , hemos follado, todos los días.

– Zorra !!!

Raquel iba caminando delante de mí, entrando en la salita donde daba las clases de mecanografía, su vestido era corto, muy corto, como si lo hubiese subido a posta y dejaba entrever sus nalgas desnudas.

– ¿¡ Que haces Carlos !?

Un impulso, no se como ni por qué, pero le propiné un sonoro azote en su culo.

– Por zorra.

Mi vida sexual y mis clases mecanográficas con Raquel pudieron acabar en ese mismo instante.

Raquel apoyó su cuerpo encima de la mesa, no hizo falta levantar mucho su vestido para dejar su culo totalmente desnudo al aire. Volví a azotarla de nuevo.

– Sí Carlos he sido mala, pégame.

Mi estado de adolescente celoso comenzó a pasar a una circunstancia inaudita para mí, empecé a excitarme conforme sacudía una y otra vez el culo de Raquel, su cuerpo estaba apoyado competamente en la mesa, los pies en el suelo y yo detrás azotando su culo, noté como una erección cobraba vida debajo de mi pantalón.

Hoy en día aún me sigo excitando recordando aquel momento, aquel instante, que sin experiencia de ninguna clase me comporté como el más sagaz de los amantes.

Me bajé el pantalón de mi chandal junto a mis calzoncillos, se quedaron atrapados a la altura de mis tobillos, mi verga estaba dura, muy dura, miré su culo y en ese mismo instante hice algo que ni si quiera sabía como debía de hacer, pero en cuaquier caso lubriqué la punta de mi polla con mi propia saliva, después volví a pasarme la punta de mis dedos por mi lengua para después pasarlo por el estrecho agujero del culo de Raquel.

¿ ¡ Qué haces Carlos ! ?., noooooo, noooooo

Mi polla estaba ya enfrentada en su angosto agujero, comencé a apretar intentando meter ese gran bulto por ese pequeño agujero.

– Ahhhhhh, aaaaaaaaah, nooooooo, mi culooooooo

Desde luego que hubiese desistido en mi empeño si Raquel lo hubiese pedido, solo tenía que levantarse, dar un manotazo para atrás, pero ¿ sabeis ?, lejos de impedir aquello Raquel colocó cada una de sus manos en su trasero, una a cada lado, sus dedos cerca de su oscuro agujero, haciendo presión para fuera, faciitando en la medida de lo posible su apertura anal, al mismo tiempo notaba como ejercía presión contra mi polla, su culo quería dejarme entrar.

Su cabeza estaba apoyada en el cristal de la mesa , ladeada su mejilla derecha descansaba en el vidrio, mi polla había conseguido entrar entera dentro de su culo, es cierto que me dolía un poco, pero ya sabeis que dolor y placer van unidos de la mano.

– Carlos, cabroooooón, mi cuuuuulo.

– Calla zorra.

Al principio mis manos rodeaban su cintura y me servía de agarradero para embestir a Raquel desde atrás, por detrás, por su culo, en su culo. Después decidí acercar una de mis manos a su boca, Raquel gritaba y jadeaba sonoramente esbozando alaridos de dolor , de placer intercambiados por insultos e improperios dignos de cual amante pecaminosa abandonada a la exclavitud, a la sumisión de la lujuria, del placer, asía mis dedos y se los introducía enteros en su boca, los lamía, los chupaba y hasta los mordía amortiguando los gritos del dolor, del placer.

Mis embestidas comenzaron a ser bestiales, cada vez que empujaba mi polla hasta dentro mis cojones luchaban en las carnes de su culo queriendo entrar también, no podía aguantar mas, unas ganas irresistibles de correrme me inundaban todo el cuerpo, Raquel se percató de ello, y para no ser menos que yo bajó una de sus manos hasta su sexo y comenzó a frotar su coño con sus dedos. Chorros de leche anegaban el interior del culo de Raquel, todo entre fuertes y sonoros jadeos y gemidos por parte de los dos.

Después de aquello Raquel tuvo una charla conmigo que se alargó al menos por una semana, me explicó como debería de tratar a una mujer, como debería de respetar a una chica de mi edad, como actuar para no asustar a nadie, en fin, la charla que quizá mi padre debiera de haber tenido algún día conmigo y que nunca ocurrió, de todos modos estas charlas iban intercaladas tanto con clases de mecanografía como con autenticos rituales de sexo, un par de semanas después mi padre me consiguó trabajo como peón en un taller mecánico, creo que ellos siempre sospecharon algo aunque nunca me dijeron nada, con mi nuevo trabajo dejé de ver a Raquel, tan solo repetimos en un par de ocasiones en su casa después de salir de mi trabajo hasta que decidió poner fin a lo nuestro.

Cinco o seis meses después de la última vez que había estado con Raquel iba caminando por la calle de la mano de Susana, mi futura esposa años después, de frente venían por la misma acera que nosotros un matrimonio maduro, el calvo y gordo, ella mas que gorda , estaba embarazada, ooooh, era Raquel, hice el intento de parar y saludar cuando nos bajamos de la acera para facilitarles el paso, Raquel se hizo la desentendida y con un gesto cortés junto a su marido agradecieron el detalle, no volví a saber nada más de de ella.

Veinticinco años después de esto mi hijo Alvaro de 15 años debe dar clases particulares para mejorar las asignaturas que ha suspendido en junio, las clases las da una chica joven de veintitantos años que sin encontrar trabajo imparte sus clases en su propia casa, la de sus padres, en la misma habitación donde yo daba mis clases de mecanografía.

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