Española consuma su fantasia zoofilica en un viaje a Peru

Esta es una historia real.

Todos los datos son veraces, salvo el nombre de ella a quien llamare en adelante «Catalina»; una amante muy caliente de España que conoci a gracias a sexosintabues.

Esta es la historia de la mujer mas feliz del mundo y su descubrimiento zoofilico.

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Todos los datos son veraces, salvo el nombre de ella a quien llamare en adelante «Catalina»; una amante muy caliente de España que conoci a gracias a sexosintabues.Esta es la historia de la mujer mas feliz del mundo y su descubrimiento zoofilico.

Ella era mitad Española, mitad Peruana pero vivia en Barcelona por motivos de estudios, donde trabajaba como empleada domestica y solia quedarse a solas en casa durante la tarde… con la mascota.

Catalina me contaba por el messenger como en una de esas tardes con poco que hacer, habia visto imagenes de chicas siendo montadas por sus perros.

Ella queria iniciarse totalmente con un perro; habia solo tenido acercamientos timidos; se la habia tocado a su perro, dejo que la monte con bragas, y una vez, solo una vez le chupo la punta del pene para ver a que sabia.

El morbo estaba a flor de piel, pero le faltaba ese empujoncito que complementara su sexualidad.

La parte realmente interesante se da gracias a un un viaje que iba a realizar a Lima Peru para visitar familiares, asi que decidimos conocernos personalmente.Ya eramos muy amigos y nos habiamos visto por webcam, habiamos fantaseado durante unos cuantos meses y nos habiamos convertido en grandes amigos. Estabamos felices (y excitados) de poder compartir este tipo de secretos…

Habiamos construido, amistad, confianza, incluso algo de romance. Me moria de ganas por conocerla.

Nos encontramos en un cafe en un lugar conocido como Larcomar, en el distrito de Miraflores. Cuando esos ojos verdes me miraron, se levanto acercandose, y wow ! al ver esa silueta pense «es toda una pornostar !». Labios gruesos, senos grandes y redondos, caderas amplias, cola parada, piel blanca ligeramente bronceada. Se veia mil veces mas linda que por webcam. Era increible, no podia tener tanta suerte, pero era cierto, era ella, era Catalina.

Conversamos hasta la noche y era evidente que ni ella ni yo estabamos dispuestos a pasar la noche solos teniendonos alli el uno al otro.

Esa fue la primera noche que compartimos juntos. En el departamento senti como me latia el corazon al borde del infarto cuando deslice sus bragas hasta el piso y tuve su peludita vagina a dos centimetros de mis labios. Me la comi toda, le mordi las areolas abrazando sus ricos senos y me corri tres veces en ella, incluyendo su cariñoso orificio anal.

Catalina como te amo! – parecia decir todo mi cuerpo extasiado.-

Luego de un par de encuentros de este tipo, el tema de las fantasias zoofilicas surgio.

Sabiamos que lo ibamos a hacer, no habia duda. Ella estaba dispuesto, yo estaba convencido; lo dariamos todo para que finalmente alcance la plenitud sexual con mi ayuda.

Asi que quedamos en que llevaria a mi perro recien bañado y perfumado a su casa por la tarde.

….

Pareciamos unos animales.

Eramos tres en la sala de ese edificio, mientras por la ventana la luz naranja del sol nos iluminaba desnudos, a Catalina, a mi pastor aleman (Brando) y a mi. Los tres a cuatro patas…

Brando y yo comenzamos a olfatear a nuestra hembra. Yo le ilustraba el camino, separando las duras nalgas de catalina y acariciando con mi dedo ese precioso ano marron que contrastaba con su blanca piel. Le frotaba el clitoris y ella gemia como perrita. Brando se acercaba y comenzaba a lamerle el culo con esa larguisima y aspera lengua humeda.

Pude ver como Catalina se mojaba y se abria como una rosa en primavera. Me calente tanto que queria darle el ejemplo a Brando, asi que intriduje la roja cabeza de mi pene en la vulva de mi amante y presione fuerte para que me sintiera crecer adentro. Luego sali.

Brando Lamio. Brando lengueteo. Brando monto.

Empezo a cabalgar a mi amante alli, justo delante de mis ojos.

Brando estaba trepado sobre su espalda moviento ritmicamente su cadera; erecto, erguido, sintiendo el interior de su hembra.

Ella tenia una lagrima de felicidad cayendo por sus rojisimas mejillas abrazandome mientras era por primera vez penetrada por otra especie. Eso era ella, una mujer, una hembra humana siendo poseida por un perro que le dejaba rastros de apareamiento y leche caliente entre las piernas.

Estabamos enfermos, hirviendo de fiebre sexual, delirando de tanta pasion y placer que parecia la droga mas fuerte del mundo. Era una mezcla de todo al mismo tiempo, mi lengua en su cuello, su lengua en mi pene, su abrazo desesperado mientras Brando terminaba de eyacular todo su esperma en mi mujer. Nuestra mujer.

Brando salio, se lamio el pene un par de veces y luego fue a apaciguar a nuestra hembra lengueteando su recientemente abusada vagina.

Catalina me miro excitada con ojos de «no puedo creerlo!». Juro que nunca en toda mi vida habia visto un rostro de tanta felicidad.

Era una alegria tan grande que me parecio condenable y absurdo que existan personas en contra de la zoofilia en este mundo. Catalina era la persona mas plena y feliz del mundo gracias a ese descubrimiento y no existia nada que pudiera evitar dicha sensacion.

Brando se quedo un largo rato lamiendose el pene hasta que se achicara.

Catalina y yo nos tomamos una ducha juntos y seguimos haciendo el amor.

Esto sucedio hace cinco años atras, en uno de los momentos mas felices de mi vida. Hoy Catalina esta casada en España, tiene un hijo y seguimos siendo amigos.

Fue una de las mejores amantes que he tenido jamas y esta historia es un homenaje a ella y a todas las mujeres que han descubierto en la zoofilia un camino hacia la plenitud sexual y la felicidad.

pinturablanca@hotmail.com

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