El mecanico

Soy un hombre maduro -llegando a mis 50, alto, delgado, blanco, pelo canoso, divorciado. Siempre fui heterosexual, pero despues del divorcio he tenido mis experiencias con otros hombres.

Necesitaba hacerle el cambio de aciete al auto y voy al taller de costumbre, pero el propietario quien me conoce no se encontraba. En su lugar habia un joven en sus veintitantos, al que no habia visto antes, un poco mas bajo que yo, con sus libritas, pero no obeso sino fuerte, moreno y quien me recibio con una sonrisa de oreja a oreja como cuando ves a alguien que te llama la atencion. Me saluda cordialmente extendiendome la mano y percibo su fuerte apreton a la vez que le devuelvo la sonrisa.

-Buenas tardes! Mi nombre es Jose. Para que soy bueno? -me dice.

Mi mente corrio a la velocidad de la luz y enumero mil cosas para lo cual seria bueno…y todas ellas tenian que ver con sexo.

-Buenas tardes. Yo soy Paul. Necesito me le cambies el aceite al auto. Estabas ya por cerrar?

-No, pero supongo que usted sera el ultimo cliente del dia. Hoy esta todo el mundo de playa.

Era la tarde del primer sabado del mes de julio. Hacia un sol maravilloso y la temperatura estaba casi en los 100 grados. Vivo cerca de la playa y el taller era bastante cerca del lugar donde vivo.

Jose me da instrucciones de como y donde acomodar el auto para proceder a elevarlo. Le sigo con la vista todos sus movimientos. Una vez el auto estaba entre 5 a 6 pies de altura se va debajo de el, se pone unos guantes y comienza a zafar el filtro. Coloca el recipiente colector y comienza a caer el chorro gordo de aceite negro. Jose se queda debajo ahi con sus brazos elevados apoyados del auto. Me percato que al estar en esta posicion los pantalones quedandole holgados se bajaron dejando expuesto un hermoso tatuaje en el area que pertenecia a su vello pubico afeitado.

-Le gustan los tatuajes?

La pregunta me desperto del hipnotismo en que me encontraba. No me habia percatado de que el estaba mirandome.

-Si, mucho -le conteste a la vez que sin darme cuenta me le acercaba.

Se quita los guantes, los tira y se levanta el pantalon y me muestra el que tiene en su pantorrilla derecha. Comienza a abrirse los botones de su camisa, se la quita y me muestra el que tiene en la espalda cerca de su hombro derecho. Tiene una espalda ancha. Aprovecho que esta de espaldas y lo observo desde su cuello hasta la cintura y respiro su hombria. Luego se da vuelta y me muestra el que tiene en el pecho. Tenia un pecho espectacular. El tatuaje estaba sobre el area del corazon, bordeaba su tetilla por el lado de la axila y llegaba al abdomen.

-Muy buen trabajo -le dije, salivando como perro cuando siente que su amo esta por darle de comer.

-Gracias.

El aceite habia terminado de caer. Jose no se volvio a poner la camisa que tenia en la mano aun. La colgo en la pared cerca de donde habia tirado los guantes.

-Que aceite desea? -No me da tiempo a responderle cuando dice: Mejor vamos al almacen y ahi vera todas las marcas que tenemos.

Lo sigo a la parte de atras del taller. Era un lugar no muy grande, con poca ventilacion, repleto de estantes y tablillas donde se encontraba todo lo que pudieran necesitar. En una de las esquinas habia un hueco en el que parecia que una vez hubo una puerta y este daba a otro cuarto diminuto en el que habia solo un inodoro y un lavamanos.

Jose me muestra donde estaban los aceites y me dice que lo seleccione en lo que el orina. Cuando menciona la palabra «orinar» el corazon me dio un vuelco, mi pene sobresalto y el culo se me puso trinco.

El chorro de orina cayendo sobre el agua del inodoro hacia que sonara como un chorro grueso, como el del aciete negro que salia del motor de mi auto. Escojo el aceite y lo coloco sobre una mesa que habia justo al lado del hueco de la puerta que conduce al inodoro y veo el espectaculo que me dejo con la boca abierta. Jose habia terminado de orinar y estaba sacudiendose el bicho lentamente a la vez que me observaba de arriba hacia abajo y nuevamente hacia arriba. Mas que sacudirse parecia que se masturbaba lentamente, como si no quisiera acabar. Me miraba directamente a los ojos, luego a la boca a la vez que se mordia sus labios. Me mira al culo, baja la vista a los pies…como quien esta al acecho de su presa. Yo no podia despegar mi mirada de el. Comienzo a acercarme y veo como sus ojos se van alegrando y brillando mas a mi encuentro. Me arrodillo frente a el y me llevo su grueso pedazo de carne a la boca. Siento su sabor de hombre. La mezcla de un dia de trabajo, fluido seminal y tal vez alguna que otra gota de orina que aun no se habia escapado de los movimientos que le habian hecho. Le suelto el pantalon y lo bajo por completo con los hasta sus rodillas. Agarro su miembro erecto con mi mano izquierda y comienzo a chuparme de uno en uno aquellos hermosos bolones carentes de vellos. Jose comienza a estrujarmelos por toda la cara. Vuelvo a meterme a la boca sus ocho pulgadas y el me agarra por las orejas y comienza a chingarme la boca con un esplendido movimiento de caderas hacia adelante y hacia atras a lo cual a su vez con el mismo son chocan sus pelotas en mi barbilla y su tatuaje en mi nariz. Me sujeto de sus caderas y mis dedos sienten la solidez de sus redondas nalgas. Despego mi mano izquierda y voy subiendola suavemente por su abdomen hasta encontrar su tetilla la cual manoseo y pellizco suavemente y el deja escapar un quejido de placer. Lo saco de frente del inodoro y lo traigo conmigo a la mesa donde habia colocado los aceites sin sarame su organo viril de mi boca. Le bajo su ropa hasta los tobillos. Ya entones el tirado sobre la mesa y yo de pie continuo saboreando aquello y chupando como si quisiera sacar de el hasta la ultima gota del preciado nectar de los dioses. Y precisamente esa era mi intencion! Me despego y comienzo a chuparle las tetillas, el cuello. Estamos completamente sudados. Me agarra del cuello y comienza a besarme ferozmente y nuestras lenguas comienzan a luchar. Dejo su lengua y regreso a su entrepierna que me esperaba ansiosa con un manantial de lagrimas transparentes y saladas, deliciosamente saladas. Jose me comienza a pasar la mano por la espalda, llega a la cintura, la entra por el pantalon y me agarra una nalga como naufrago que se agarra a un salvavidas.

-Me tienes con la leche en la punta -me dice a la vez que comienza a tentarme el culo con uno de sus dedos.

-Dale, damela macho.

-La quieres, cabron? Ah?

-Si, dejame probar tu sabor de hombre- le dije a modo de aprobacion de que podia venirse en mi boca.

No bien habia terminado de pronunciar mi ultima palabra comenzaron a salir los chorros de leche. El primero con una fuerza que paro con la campanilla de mi garganta, el segundo enorme mas grande que el primero, tres, cuatro…perdi la cuenta, pero seguia tragando y agarrado de aquel mastil como si no me quisiera desprender de el.

Los quejidos de Jose se tenian que haber escuchado al frente. Al frente? El auto!

-Ea hombre, nos envolvimos aqui y nos olvidamos del auto.

-Pero que rico estuvo eso, me dijo. Hacia tiempo que no me daban una buena mamada.

Jose se subio los pantalones con la misma rapidez con que se los baje y guardo aquella fiera que se rehusaba a ser encerrada nuevamente. Cogio los cinco cuartos de aceite y el filtro con sus grandes y masculinas manos y regresamos al taller. Procedio a darle de beber el aceite al auto de la misma forma que lo hizo conmigo. Terminada su labor, removio el colector de donde se encontraba y procedio a bajar el auto.

-Bueno, dime cuanto te debo?

-Me debes ese culito- dijo Jose soltando una carcajada.

A pesar de que habian pasado bastantes minutos y su mente debia estar envuelta en la labor que realizaba aun su pene no habia regresado a la normalidad. Aun se notaba a traves de su pantalon!

-Es que cuando estabamos alla y te toque ese culito y lo senti tan cerradito…

-Aja?

-Mejor hagamos algo. Dame tiempo que vaya a mi casa, me doy un duchazo y me cambio de ropa. Que te parece si nos vemos a las siete de la noche en ese bar que esta ahi?

-Pues a las siete sera- le dije. Eso me dara tiempo a hacer lo mismo y estar bien preparado para lo que viene, pense.

Le ayude a cerrar el taller y el almacen. Intercambiamos numeros de telefono y nuevamente Jose hizo hincapie en vernos mas tarde para la segunda parte. Sellamos nuestro compromiso con otro beso.

-Vete, porque sino no respondo y te lo como ahora.

*Gracias por leer mi relato. Si te interesa saber lo que sucedio esa noche y otras mas, dejame saber.

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